sábado, 8 de marzo de 2014

Naranja y Azul

Hay veces que cuando llegas a una ciudad un color la hace bastante reconocible, ya sea por sus edificios, por sus ventanas, sus flores o simplemente el color del mar.
En este caso, cuando llegue a Bolonia tuve muy claro que su color era el naranja.
Bolonia es muy conocida como ciudad universitaria, de hecho, su facultad de derecho es una de las más prestigiosas del país. Yo,sinceramente llegue por causalidad ya que, mi adorado RoadTrip por Italia se alargó un poco más de lo pensado y por azar acabé cruzándome con esta linda ciudad.
Una vez que bajé del coche me di cuenta de que Bolonia era diferente, desprendía otra energía, además de que la distribución de la ciudad es distinta en relación con el modelo italiano.
Me pareció muy grande, cálida y espaciosa, a la vez que muy distinguida por su influencia medieval. 
Si tengo que resaltar algo de ella son sus soportales , que cubren todo el centro histórico , además de sus amplias plazas .
Recuerdo algunos conocidos que me la habían recomendado desde hacia tiempo pero por supuesto no me habían dicho que me iba a gustar tantísimo.
Nosotros comenzamos recorriendo el centro y haciendo paradas en los lugares más emblemáticos como su Catedral, sus Dos Torres o su famosa fuente.  Os dejo algunas fotitos para que viajéis conmigo .









De hecho, recomiendo que os perdáis un poco por la ciudad, esto es algo que yo suelo hacer siempre, ya que, los mapas y yo no somos muy amigos. 
Pienso que recorriendo tranquilamente y callejeando es la manera más bonita de impregnarte de la esencia de la ciudad. A veces olvidamos que eso es viajar, y nos centramos en ver lugares muy turísticos y tomar fotos.  A mi me encanta la fotografía y me tomo tiempo para captar cada rincón que me gusta pero nunca me olvido de para qué he ido a ese lugar. Lo que pretendo cada vez que visito una ciudad/pais nuevo es llevarme conmigo un pedacito de él, recordar como olía, que sentí cuando lo vi  o que tipo de luz había, es algo más sencillo...
Bueno, volviendo a los colores, tras todo el naranja que proyectaba Bologna me fui directa al azul que proyectaba el Lago di Garda.
Concretamente visité un pueblo llamado Sirmione , desde luego fue todo un acierto acercamos allí porque contemplamos una estampa muy bonita.
Este pueblecito es famoso por las vistas que tiene del lago pero también porque hay un castillo sobre él, la verdad que es bastante chocante ver un castillo de piedra sobre un lago y observar como se adentra en él toda su muralla. 






Por suerte nos hizo muy buen día y el contraste del azul del cielo y del turquesa del lago es una postal preciosa que me llevo en la memoria.
De ahí que el título de la entrada se llame así, ya que , comprobé la paleta de colores que este fantástico país tiene que ofrecerme.





¡¡Mientras más te descubro, más me enamoras Italia!!



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